Con el nacimiento de mi segunda bebé pude descubrir un mundo nuevo y maravilloso, el mundo del porteo. Desde que nació la he llevado pegadita a mí, y os lo prometo, no hay sensación más bonita del mundo. Los portabebés ergonómicos respetan la fisiología, tanto del bebé como del portador. Reparten el peso del bebé entre la cadera y los hombros y permiten que tu bebé esté sentado en la posición de “la ranita” como lo requiere su fisiología. En esta posición su peso recae sobre su culito y sus piernas, y su espalda queda encorvada. Favorece además el desarrollo correcto de la articulación de la cadera de tu bebé y tiene un impacto muy positivo en su desarrollo.
Poder llevar al bebé en brazos y tener las manos libres sin que me duela nunca la espalda ha sido mi salvación. He podido atender las necesidades de mi bebe mientras a su vez atiendo a mi hija mayor o realizo cosas por casa. Poder preparar la cena, limpiar la casa, jugar con la peque mayor, salir al parque...y todo con mi bebe en mi pecho o en mi espalda observándolo todo o durmiendo plácidamente ha sido el mejor descubrimiento desde que he sido madre.
Es por tanto que lo recomiendo al 100%, puesto que el bebe desarrolla además una confidencialidad especial con su madre y sobre todo, una seguridad especial. Un bebe que frecuentemente es porteado es más feliz, llora menos, y se encuentra más seguro.
Hay que tener en cuenta que los portabebés comerciales (no ergonómicos) la posición que el bebé adopta puede ser incluso contraproducente a su desarrollo físico: El niño va colgado con las piernas estiradas hacia abajo (en vez de sentado), su peso recae sobre sus genitales (en vez de sobre su culito y sus piernas) y su espalda está demasiado recta (en vez de encorvada).
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